viernes, 5 de enero de 2018

Un relato para empezar el año

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Para empezar el año quería y en un día tan especial como la noche de reyes, quería haceros un regalo, de la mejor forma que sé, en forma de relato. En esta ocasión es un relato inédito hasta el momento, un relato corto que originalmente escribí como redacción para una clase de castellano y que más tarde re-utilicé para presentarla a un concurso literario del instituto, señal de que me gustó. No ganó ningún premio, pero para mi el premio fue escribirla, espero te guste, lleva por título:

NOVA, UNA ESTRELLA QUE SE EXTINGUE

Y dice así:

McMullins, un escocés nacionalizado y residente en Albacete, contempla, una vez más el cielo nocturno con su telescopio desde la azotea de su casa de campo. Lleva un par de días distante, absorto en su descubrimiento. Se trata de una pequeña estrella a la que ha bautizado con el nombre de «Nova». Desde el día que la descubrió no ha parado, la estudia, aprende de ella, incluso dicen que está enamorado de ella. Su joven mujer manchega así lo cree.
McMullins sueña con llegar algún día a esa estrella. Sabe que es imposible, pero no pierde la esperanza. Durante sus sueños se imagina como es esa estrella. Es una estrella habitable, con riachuelos de agua cristalina, árboles frutales y animales amigables. Un lugar paradisíaco donde la polución del hombre todavía no ha llegado, ni llegará.
Aparentemente es una estrella verde y pequeña con algo parecido a un satélite a su alrededor dando vueltas. Tiene un tamaño aproximado de la mitad del diámetro de la Luna. McMullins es feliz contemplando aquel pequeño astro. Tiene pensado escribir a una revista especializada en astrología, pero lo hará cuando se canse de contemplarla, puesto que ahora la quiere sólo para él. De vez en cuando llama a Silvia, su mujer, para que ella también la mire, pero su mujer no entiende de esto y ella la ve como una estrella más, igual que las otras, simplemente un punto más de universo. McMullins, en cambio sabe que Nova es algo más que una simple estrella, es SU estrella.
Se acerca la media noche y McMullins se marcha a la cama a descansar. Mañana tiene que madrugar para irse a trabajar. Trabaja de cartero y no puede permitirse el lujo de llegar tarde. Se mete en su mullida cama y se tapa con el edredón de plumas. Cierra los ojos y en un instante se queda dormido.
Una vez más se ve a sí mismo andando por Nova. Va cogido de la mano de su mujer y pasean tranquilamente por un jardincito. Pero hoy es diferente, las flores están mustias, la hierba se seca a cada paso y el cielo azul se torna rojizo. ¿Qué quieres decirme, Nova?, ¿Qué te pasa?, ¿Por qué no me quieres ya? Y lo siguiente que recuerda es un brillo increíble seguido de un cegador destello azulado y oye una explosión. Se abraza a su mujer y los dos caen de rodillas al suelo presos de un temor inimaginable que les obligan a no mirar. Luego, una vez pasado el miedo, pueden ver un vacío negro.
McMullins se despierta sobresaltado llevándose la mano al pecho, no puede respirar. Cree que pueda tratarse de un infarto. Despierta a su mujer y sin quitarse el pijama se colocan el abrigo encima y se dirigen al hospital en el Renault 21 negro de ella.
Llegan al hospital cerca de las  cuatro y tras una corta pero agónica espera les hacen pasar a una pequeña sala y una vez aquí lo tumban en una camilla y tras examinarlo el doctor García le tranquiliza diciéndole que no se trata de un infarto, solo ha sido un aviso, pero deberá cuidarse y evitar fuertes emociones y también deberá dejar el tabaco, el alcohol y las comidas pesadas.
Vuelven a su casa. Cuando llegan casi ha amanecido, así que se tumba en la cama y descansa hasta bien entrado el día. Al levantarse telefonea a la oficina de correos y les explica lo que le ha ocurrido, y aquí le dicen que se tome el día libre.
En cuanto llega la noche sube a la azotea y desde allí busca con su telescopio a Nova, pero no la encuentra. Pronto se da cuenta del motivo de la ausencia, Nova ha explotado. Todos sus cálculos, sus teorías y sus sueños eran falsos. No se trataba de una pequeña nueva estrella sino de una lejana y vieja estrella destinada a extinguirse, y vista  gracias a la luz que todas las estrellas desprenden cuando están a punto de morir. Esta revelación casi lo mata de la impresión, y cuando estaba a medio camino entre los vivos y los muertos descubrió lo que Nova quiso decirle esa noche. No debía obsesionarse en la inmensidad del universo, sino disfrutar de la vida junto a su mujer y sus amigos. Y de la misma forma que el universo silencioso vio cómo se iba, ahora ese mismo universo observa como vuelve de entre los muertos para no volver a mirar a la inmensidad del espacio nunca más.

Nada más por hoy, feliz año nuevo y felices reyes. Ns vemos en "Mi Rincón de Escribir". Nos leemos.

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