domingo, 22 de octubre de 2017

Esta vez no pudo ser

Buenas noches desde el rincón en el que escribo.

Así como normalmente anuncio que un relato mío a resultado finalista en algún certamen literario y en muchas ocasiones la alegría es doble pues también mi hermano resulta finalista en esta ocasión no ha sido así, no por parte de él que ha vuelto a resultar finalista en un concurso de relatos de terror, he sido yo el que no lo he sido. Pero no me arrepiento de mi trabajo. Cierto que eran unos relatos arriesgados pues no eran de terror al uso, pero precisamente por eso estoy orgulloso de ellos y quiero compartirlos con vosotros. En el concurso participé con dos relatos pero escribí tres. Aquí os dejo los tres para que los disfrutéis, o no.

El primero se titula "Huelo tu miedo" y dice así:

Estás muerta de miedo. Lo veo reflejado en tus ojos. Lo huelo en el ambiente enrarecido de tu habitación. Tú ni siquiera sabes que estoy aquí pero te veo, estoy cerca, muy cerca, más de lo que imaginas. Puedo ver a través de tus ojos, esos que te consumen del miedo. Encima de tu mesita de noche se encuentran varias jeringuillas con sus agujas aún sangrantes, la mayoría ya secas, pero algunas todavía frescas. Al igual que el polvo blanco cortado en forma de rayas sobre tu mesita, los que están junto a la botella de wishky barato y el canuto de aluminio. ¿Cuántas te has soplado esta noche? ¿Tres? ¿Cuatro?
Y el cuerpo desnudo que descansa junto a ti en la cama, seguro que no sabes ni a quien pertenece. Tan solo te ha servido para que caliente el tuyo y te pague esos caros vicios que tienes. Una lágrima rueda por tu mejilla. ¿Es el miedo el que te hace llorar o la consciencia repentina de la realidad? Te estás muriendo y lo sabes, lo hueles en el ambiente enrarecido de tu habitación. Veo el miedo reflejado en tus ojos porque estoy muy cerca. Demasiado cerca. Soy tu consciencia. Te mueres por tu mala vida. Pero tu alma no descansará en paz, lo sabes, solo tienes veinte años. Caes al suelo. Tu corazón se paró, tu cuerpo desnudo, antaño hermoso, se descoyunta al caer contra el suelo. Te mueres, lo huelo.

El segundo lleva por título "Frío", es este:

Mi cuerpo está aterido de frío. Pero en realidad no sé si es el frío o el miedo. Noto su aliento pútrido en mi pescuezo. Ha acabado con todo el grupo que me acompañaba en el campamento y ya solo falto yo así que sé que soy su próxima víctima. He visto como partía en dos a un titán de más de dos metros que hacía las veces de traductor. Como devoraba a una científica mientras esta aún estaba viva. Sus gritos eran ensordecedores, un espectáculo dantesco. También he visto como acababa con un oso polar con sus propias manos y sin recibir ni un solo rasguño. Y ahora yo soy el siguiente.
Soy el cobarde que se escondió en el almacén cuando todo empezó pero esto ha sido peor. He presenciado todo y ahora soy un blanco más fácil. Me he orinado y cagado encima y el frío me está matando. ¿O será el miedo?
Ya se acerca. Me ha visto y lo que es peor, yo lo veo a él. No puedo escapar, al refugiarme aquí he cavado mi propia tumba. Se acerca. Tiene sangre seca en su pechera pero le llega hasta la rodillas, y sus uñas, aunque en realidad son garras, gotean algo que debe ser una mezcla de sangre, sesos y algún otro fluido corporal. Avanza, estoy perdido. Me devorará, no quiero morir. Tardo en darme cuenta de que lo que estoy mirando es un espejo y el monstruo soy yo.

Y por último y no por ello menos importante, "Francotirador":

Agazapado en mi rincón del campanario que es el lugar más alto del pueblo en el que nos encontramos. En realidad sería más correcto decir que estaba estirado cuan largo era, mi mano derecha, enfundada en un mitón acolchado cerca del gatillo, de hecho, el dedo índice lo está acariciando. Mi ojo derecho en la mira telescópica, (que en realidad es mucho más, contiene un sensor de movimiento, imagen térmica para poder detectar personas incluso de noche, medidor de distancia y un amplificador de luz para poder ver como si fuera de día en las peores condiciones climáticas y lumínicas imaginables), oteando el horizonte para evitar emboscadas no deseadas. De momento todo resta en calma, demasiada calma diría yo para encontrarnos en mitad de una zona conflictiva como esta.
Nuestro teniente está hablando con los nativos, esos asquerosos están explicando un montón de patrañas, inventadas por supuesto, acerca de un monstruo que vendría del otro extremo del mundo para aniquilar a su pueblo, según parece es una antigua leyenda que se ha ido transmitiendo de padres a hijos de forma oral desde hace cientos, tal vez miles de años. Lo escucho todo por la radio que llevo colgada de mi cinturón. Pretenden asustarnos para que nos vayamos, solo por eso deberíamos exterminarlos a todos. Por mentirnos. Acaban de indicarnos que el monstruo llegó la noche anterior y fingen estar asustados. Nos indican por el lugar que llegó el monstruo pero allí solo están nuestros coches. Ya sabía que mentían.

Eso es todo por hoy, nos vemos en "Mi Rincón de Escribir", nos leemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario